Cuando se anunció el regreso de Operación Triunfo a TVE, a caballo del fenómeno nostálgico de OT: El Reencuentro, muchos dudamos de que el formato pudiese funcionar hoy en día. Comparto aún la mayor parte de las reflexiones que hacía Francesc Bertran en el artículo “Operación Triunfo, mai més!” en Finestra d’Oportunitat. En su día, OT no inventó nada y simplemente sirvió para poner en marcha una operación de mercadotecnia a la que solo sobrevivieron los más talentosos y perseverantes. Un fenómeno con pros y contras, también para los participantes.

En 2017 el formato televisivo parece mantenerse vivo, habida cuenta de que en la caja tonta seguimos encontrando telerrealidad y concursos de talentos. De hecho, en los últimos años hemos visto como La Voz o Tu Cara Me Suena consolidaban su seguimiento y el liderazgo en su franja. OT 2017 ha tenido que enfrentarse a una doble realidad: la vigencia del formato y la decadencia, cada vez más evidente, de las galas en directo. La pérdida de influencia de José Luís Moreno en el panorama audiovisual ha dado paso a más cine americano en prime time ante las deficitarias galas que organizaba el productor en TVE o Telecinco. Ese formato añejo hace que las 3 horas de televisión live que propone OT 2017 sean un producto atractivo para un público senior. Nada de millenials, vaya, y menos en la tele. ¿Aún se vota a través de SMS?  Demasiado largo, demasiado autoreferente, poco instantáneo. Un directo tan largo solo se salva gracias a twitter.

¿Era posible repetir el fenómeno social de OT1? Probablemente era imposible, porque el mercado audiovisual y el musical se han transformado hasta límites insospechados. El premio en 2001 era grabar un disco; en la actualidad la notoriedad se gana a través de otros cauces. Cualquiera puede grabar hoy una maqueta y colgarla en Spotify; muchos han conseguido viralidad a través de Youtube. Y, sin embargo, la competencia es atroz. Operación Triunfo se ha convertido en una manera de exponer tu trabajo y tu música ante el público general. No hay triunfo, a priori.

Los concursantes de esta edición tenían dudas, al entrar, de si verdaderamente OT 2017 marcharía correctamente. Hay precedentes de cancelación y no esperan un impacto social increíble de su paso por el programa. Tal vez eso explique su espontaneidad y su actitud, ingrediente principal de las energías renovadas del formato. Cabe destacar especialmente el fenómeno del directo 24 horas en Youtube, así como el seguimiento en redes del programa. Un verdadero complemento que en formatos como este ya es imprescindible. Os ofrezco algunos datos (14/11/2017) para entender el alcance del fenómeno OT 2017.

  • La favorita del público, Amaia Romero, tiene 52.700 seguidores en Instagram en la cuenta que el programa abrió para ella. Solo ha colgado tres fotos.
  • La versión de Aitana Ocaña y Luis Cepeda de la canción “No puedo vivir sin ti” de la Gala 1 de OT 2017 lleva más de 140.000 reproducciones en Spotify.
  • Tan solo 20 horas después de haber colgado el vídeo de la actuación en la Gala 3 “City of Stars” de Amaia y Alfred este ya acumula más de 200.000 visualizaciones en Youtube.
  • Durante el pase de micros del sábado, previo a la gala, se pueden acumular más de 20.000 espectadores en directo, viendo y comentando el show desde Youtube.

Estas cifras son avaladas también por el buen comportamiento del programa en la televisión tradicional. La Gala 3 resistió la competencia y apuntó un 16,1% de share, con más de 2 millones de espectadores.

OT 2017 se ha convertido en un buen producto de entretenimiento senior para las noches de los lunes y en un producto audiovisual delicioso para el consumo en directo y a todas horas en Youtube y en las plataformas digitales de ámbito musical. Las redes sociales hacen el resto. Cabe destacar la frescura del casting, que ha devuelto la sensación de estar viendo algo verdaderamente original. No creo que sea casualidad que un número bastante alto de los concursantes haya pasado por otros formatos televisivos, curse estudios en el conservatorio o tenga unos gustos musicales refinados apartados de lo mainstream.

Las galas me aburren. Me ayudo de twitter para entretenerme. Y, en cambio, todo lo que he visto de Operación Triunfo hasta hoy ha sido sin encender la televisión. Youtube principalmente. No es baladí la decisión de TVE de suprimir el resumen diario de su parrilla diaria en la primera cadena, remitiendo directamente al fandom a Youtube. La televisión para todos los públicos ya no existe y estos formatos solo pueden triunfar si consiguen un buen share social. Ahora, además, puedes votar a tu favorito desde la aplicación oficial (adiós SMS!) desde tu smartphone. Un cóctel perfecto para garantizar el entretenimiento del público y, a la vez, ofrecer notoriedad a los concursantes.

Vaya pelotazo OT 2017. El programa de la abuela y del millenial.

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