Tras las polémicas elecciones de 2019 y el brusco cambio de gobierno que llevó al exilio a Evo Morales, las elecciones de este año eran muy esperadas. Las encuestas preveían un escenario clarísimo que pasaba por una victoria insuficiente del MAS. De este modo, sería necesario ir a un balotage entre Luis Arce y Carlos Mesa. Por citar un ejemplo, el medio boliviano UNITEL, publicó el 12 de octubre -6 días antes de las elecciones- un sondeo en el cual Luis Arce, candidato del MAS, obtenía un 42,2%, por un 33,1% de Carlos Mesa. Finalmente, este escenario abierto no ha tenido lugar.

Cabe recordar que en el sistema presidencial de Bolivia gana en primera vuelta aquella candidatura con más del 50% de los votos o que, teniendo más de un 40%, aventaja en más de 10 puntos de distancia al segundo candidato más votado. Por esta razón, Jeanine Áñez y el expresidente Jorge Quiroga retiraron su candidatura antes de la contienda. En palabras de Áñez, con el objetivo de no dividir más el voto del frente antimasista.

Así, las tres candidaturas más relevantes de estos de los comicios fueron las siguientes.

Luis Arce y David Choquehuanca. La fórmula del Movimiento al Socialismo – Instrumento para la Soberanía de los Pueblos. Candidatura de izquierda socialista, antiimperialista e indigenista. Luis Arce había sido Ministro de Economía en los gobiernos de Morales en la época del milagro económico, mientras que Choquehuanca había desempeñado el cargo de Canciller de Bolivia.

Carlos Mesa y Gustavo Pedraza. Comunidad Ciudadana. Esta fuerza de centro-derecha -de perfil moderado- está liderada por el Carlos Mesa, que fuera presidente del año 2003 a 2005. Mesa ha sido periodista y documentalista, así como un prolífico autor de libros. Gustavo Pedraza sirvió como ministro de desarrollo sostenible durante el ejecutivo de Mesa.

Luis Fernando Camacho y Marco Antonio Pumari. Alianza Creemos. Su candidatura de derecha populista tiene especial arraigo en Santa Cruz, ya que Camacho venía ocupar la Presidencia de su Comité Cívico. Su perfil ideológico, en lo económico, es de carácter neoliberal, pero de valores conservadores en lo social.

Paradójicamente, la historia de estas elecciones de 2020 tuvo lugar, sobre todo, el año pasado. La victoria inapelable de la candidatura de Luis Arce y David Choquehuanca ha zanjado debates y puesto fin a una polarización espoleada por medios, poderes fácticos y poderes internacionales.

De hecho, el pasado 21 de octubre el Grupo de Puebla pidió de manera conjunta la dimisión de Luis Almagro como secretario general de la OEA por el rol de esta organización en las elecciones del año 2019. Esta petición fue respaldada por el presente electo de Bolivia, Luis Arce. Cabe recordar que Almagro revalidó el cargo en el mes de marzo de 2020 con el apoyo de los Estados Unidos y del gobierno interino de Jeanine Áñez. En cambio, otros países como Argentina o México dieron apoyo a la candidatura de la excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa.

Almagro declaró públicamente el 24 de octubre de 2020 que comparar las elecciones de 2019 y las de 2020 “está en un límite de burrez bastante grande”.

Resultados

Los resultados definitivos de las elecciones generales en Bolivia fueron hechos públicos la mañana del viernes 23 de octubre, hora europea.

Presidencia.

MAS. 55,10% de los votos, con más de 3,3 millones de sufragios.

COMUNIDAD CIUDADANA. 28,83% de los votos, más de 1,7 millones de apoyos.

CREEMOS. Más de 860.000 votos, un 14% del total.

En el voto exterior también se impuso el MAS, con un espectacular 68,94% de los votos. Cabe recordar que desde el extranjero se emitieron más de 170.000 sufragios. Los bolivianos en España votaron en primer lugar a la Alianza Creemos, liderada por Luis Fernando Camacho, aunque seguida de cerca de las otras dos principales fuerzas electorales. En Cataluña, la fuerza más votada fue Comunidad Ciudadana. Por departamentos, Arce y Choquehuanca se impusieron en Chuquisaca, Cochabamba, La Paz, Oruro, Pando y Potosí. Carlos Mesa ganó en 2 departamentos: Tarija y Beni. Camacho se impuso en su departamento natal: Santa Cruz.

Las dos cámaras quedarán de la siguiente manera. En la Cámara de Diputados habrá 75 diputados del MAS, 39 de Comunidad Ciudadana y 16 de Creemos. En el Senado, 21 senadores del MAS, 11 de comunidad ciudadana y 4 de Creemos.

Un resultado especialmente contundente, con la presidencia y mayoría absoluta en ambas cámaras. Una victoria legitimadora no solo del nuevo gobierno que vendrá, sino de la posición defendida por el MAS en relación al golpe y a las elecciones de 2019.

Podemos explicar estos comicios usando tres claves.

En primer lugar, debemos destacar la división de la derecha. La fragmentación de candidaturas inicial -más tarde matizada después de la renuncia de Jeanine Áñez- no es la mejor fórmula para enfrentarse a una maquinaria electoral tan bien engrasada como la del MAS. Además, estas candidaturas han hecho lecturas diferentes de lo acaecido en 2019 y han discrepado públicamente sobre multitud de cuestiones. En este ámbito, la debilidad pública de la presidencia Áñez no ha contribuido a la construcción de una única y sólida alternativa.

Un segundo elemento es la resiliencia del Movimiento al Socialismo. Después de recibir un duro golpe (en todos los sentidos), ha sido capaz de centrar todas sus energías en los nuevos comicios. Lo cierto es que podrían haber caído en una postura legitimista en relación con el gobierno depuesto, pero decidieron mirar adelante nombrando a Evo Morales jefe de campaña y designando a Luis Arce como candidato.

En tercer término observamos la figura de Luis Arce. Un perfil político menos carismático que el de Morales, pero capaz de levantar también menos resistencias. Protagonista del milagro económico boliviano, es percibido como alguien serio y preparado. Aún así, representa también los valores del MAS, aunque guardando sus espaldas ante alternativas moderadas del estilo de Carlos Mesa. A ello hay que sumar una campaña seria donde el candidato ha tenido un rol central.

¿Y ahora qué?

¿Podría regresar a Bolivia Evo Morales? Lo más probable es que esto suceda, aunque tal vez pase un tiempo antes de que regrese a su país natal. Por lo pronto, un juez ya ha retirado la acusación que pesaba sobre el expresidente. La toma de posesión de Luis Arce y David Choquehuanca ha sido fijada para el próximo 8 de noviembre.

Cabrá observar si la victoria del MAS en Bolivia consolida el giro a la izquierda de la región y se convierte en un punto de inflexión. Cabe esperar que, a corto plazo, Bolivia se alinee con las potencias progresistas (México, Argentina…) y abandone el Grupo de Lima. Las elecciones en los Estados Unidos, las presidenciales ecuatorianas del año que viene, el progreso del recién estrenado proceso constituyente chileno o las elecciones legislativas en Venezuela aportarán nuevos elementos para analizar el tablero latinoamericano.

Estaremos atentos a lo que suceda en el continente y a los primeros pasos del gobierno Arce.

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